20 enero 2006

Desnudos y almas (III)




Una vez vi una gota de agua resbalando sobre una pared recién pintada, tiñéndose de un azul desganado, parecido al cielo de los amaneceres de invierno. Sentada en una acera, junto a la marquesina, apartada del mundo y hasta de ti misma, con la cabeza sujeta por las manos, los codos apoyados en las rodillas y los pies curvados hacia dentro , respiras el aire viciado de mi deseo. La vi pasar por debajo de ti, tiñéndose ya del negro del asfalto... ¿o era el negro de los despojos de tu alma?

Solo tenía que acercarme, solo un poco más de lo que lo hacía todos los días, solo así el humo de los sueños se convertiría en burbujas de esperanza... solo solo sólo sólo...

Tal vez mañana.