19 enero 2006

Desnudos y almas (II)

Tu alma hacía tiempo que se había ido... tu cuerpo se empecinaba en quedarse... en un silencio atronador... Todo fue un sueño. Tu cuerpo nunca estuvo... tu alma se empecinaba en quedarse.... en una tormenta sosegada.
No tiene importancia, el frío sigue siendo el mismo.
Ardiente