23 abril 2006

Moho



Aciago. Entono melodías afiladas contra terciopelos de tímpanos resquebrajados. De sus grietas mana el silencio sibilante de la nada, de la histérica y deshonesta nada, que se me brinda como espada. ¡Mi rápida y resplandeciente nada! atraviesa humedades, hiende vientres cerebrales encintados de vacíos disfrazados de conceptos oxidados, en la mugre, en la mierda. Expele venenos, emborrona sus dictadas sonrisas, mi nada imperturbable, bastardos imploran, desgarradas miradas, funestos presagios. Funesto. Para la rabia, la nada, para la magia, la nada. Y leo, poseso en tu Bau, tedioso en el Del, triunfante en mi Aire “¡Soy la herida y el cuchillo, la bofetada y la mejilla, los miembros desgajados y la rueda de tortura!”. Escupo mis letras contra el viento: Noche de alcohol, de amor sin amor, de demonios en camas de hostal, de cabeza hundida en sábanas sucias, húmedas, teñidas de miles de caras que derraman lágrimas en almohadas gastadas, cansadas del mundo, del hombre, de miseria y de míseros, ¡míseros!, de lujuria sin lujo, de vómitos que regurgitan pedazos de almas hastiadas de cuerpos traidores.
Et voilá, per te.